sábado, 30 de agosto de 2008

Reflexiones.


existen hoy en el mundo muchos que como Bush o Puttin creen que el mundo es una gran culo que hay que penetrar. Son gustos no?
Hace poco mi amiga Diana me hizo llegar una foto en la que se ve a una hermosa joven portando un cartel en una manifestación que en inglés decía. “Bombardear por la paz es como coger por la virginidad”.
No se si esa joven era norteamericana o no, no sé en dondé se realizaba esa manifestación, pero de ser norteamericana debería ser una de las pocas personas que en esa sociedad no están paranoícas o totalmente medicadas.Pero tambien como la política te penetran las religiones, la publicidad, etc.
karla

viernes, 29 de agosto de 2008

Mi costado mundano.


Me mando revistas mi amiga Shara L. que vive en Israel, sobre la moda de ese país que se esta exportando a Estados Unidos. De lo que mas me gustó, este modisto Kedem Sasson que hace adaptaciones de las modas etnicas de esa región, me gusto aunque un poco teatrales y para modelos muy flacas no rollizas como nosotros los argentinos,o las hebreas, o las americanas, bueno como todas las que pasamos los cincuenta.
karla.

lunes, 25 de agosto de 2008

Sobre los aforismos.


"Me he preguntado muchas veces cómo actúan las máximas en nuestro organismo, cuál es su proceder terapéutico. Tengo para mí que obran en nosotros, por lo común, de dos maneras distintas, que me gusta comparar con dos distintas maneras de riego: por goteo y a manta. Algunos aforismos de determinados autores se esculpen en nuestra memoria para siempre, y el uso y el recuerdo que hacemos de ellos, gota a gota, al erosionarnos, también nos modela en lo que somos. En cambio, algunos autores de aforismos, sin legarnos una pieza en concreto (sin que nos apropiemos y aprendamos ninguno de sus aforismos), nos regalan una tonalidad de orden intelectual, nos anegan con su manera de mirar las cosas."
Armando González Torres es poeta y ensayista. Su obra más reciente es ¡Que se mueran los intelectuales! (México, Joaquín Mortiz, 2005)

viernes, 22 de agosto de 2008


Erich Fromm (1900-1980) reformuló ideas de Hermann Cohen, de Sigmund Freud, de Marx, y lo hizo con una originalidad que lo distingue como uno de los pensadores más influyentes del siglo pasado. Del primero recogió un abordaje singular del concepto de amor en el judaísmo.

En Amor fraternal en el Talmud (1888) Cohen muestra la compatibilidad entre el universalismo y la singularidad judía, combinados armoniosamente gracias a la noción de «ohev guer» o la obligación de amar a los extranjeros: la meta de la elección del pueblo hebreo fue la confraternidad.

En el cuarto capítulo de su libro más popular, El Arte de Amar (1956) Fromm destaca que en la Biblia hebrea el objeto principal del amor es el necesitado: el pobre, la viuda, el huérfano y el extranjero. La empatía con el desvalido se expresa efectivamente en la repetida ordenanza bíblica de «amar al extranjero porque lo fuiste en Egipto». Una década después Fromm retoma esta concepción en el quinto capítulo de Y seréis como dioses (1966), dedicado a la Halajá o camino de observancia judaico.

La obra de Erich Fromm puede enmarcarse en el contexto de la vasta contribución a la psicología realizada por judíos, cuya presencia en la formación de corrientes es ostensiblemente desproporcionada. Entre los cien psicólogos más importantes enumerados en la lista publicada en 2002 por la Review of General Psychology, más de la tercera parte son israelitas; lo son entre ellos los principales exponentes de escuelas como: estructuralismo, funcionalismo, conductismo, Gestalt, psicodrama, o las psicologías individual, cognitiva, y social, además del psicoanálisis.

Fiel seguidor de este último, Erich Fromm terminó alejándose de la terapia en general para edificar una cabal delineación del ser humano. Por ello, más que psicólogo, se le considera un filósofo social. Al diseñar su doctrina Fromm contrasta con la mayoría de los hebreos consagrados a la psicología y las ciencias sociales, en el hecho de que abrevó expresamente de las fuentes judaicas

lunes, 18 de agosto de 2008

Mi parte latina.


A ti te gusta mandar
De modo hacerme sufrir
Tú sólo sabes gritar y abusar de mí
Pero te mueres sin mí
Aunque tú crees que no
Ten cuidado conmigo, porque tu dueña llegó
Ven aquí, perrito mal criado
Ven, mi cachorrito soy tu ama y te lo mando
Sit and dawn, sentado y callado
Sit and dawn, sentado y callado...

lunes, 11 de agosto de 2008

Sobre Gombrowiccz



GOMBROWICZIDAS- "PASEAR POR EL UNIVERSO"
Por Juan Carlos Gomez

Así como en la presentación polaca de “Gombrowicz, este hombre me causa problemas” enuncié el canon del treinta por ciento, canon con el que me manejo para leer, ha llegado el momento que enuncie los tres principios con los que me manejo para escribir, principios que tienen la particularidad de que no se pueden usar al mismo tiempo, o uno u otro, porque son excluyentes.
1º Nadie lee nada de nada; 2º algunos leen pero no entienden nada; 3º algunos entienden pero se olvidan enseguida .

Una noche charlábamos en el Rex de un problema que tenía cierta importancia, pero de repente yo tomé la palabra y empecé a hablar apasionadamente de una cuestión que carecía por completo de interés:
–Gómez, no veo por qué usted habla con tanto entusiasmo de un asunto insignificante;
–Vea, Gombrowicz, si hablara sin entusiasmo nadie me escucharía.
Gombrowicz no era muy entusiasta que digamos pero se obsesionaba frecuentemente con temas laterales.
“Yo miro esta mesa y me fijo en el cenicero. Si me fijo sólo una vez no pasa nada. Pero si vuelvo al cenicero y lo miro otra vez, entonces me voy a preguntar por qué el cenicero se ha convertido en un objeto más interesante que los demás. Y si vuelvo a mirarlo una tercera y una cuarta vez, el cenicero se convierte en un objeto decisivo.Por la repetición de un acto de conciencia se llega a dar una importancia terrible a una cosa que no tiene aspecto de ser tan importante.Esta emboscada de la conciencia tiene una gran importancia en mis obras”

En el segundo intento que hizo con un tipo de historias a las que podríamos considerar al margen de la literatura, valiéndose de un tema de tan poco interés como el de mi charla apasionada en el Rex, utilizó una mano. Pero mientras yo trataba de despertar la atención de los demás con el entusiasmo, Gombrowicz lo despierta con la maestría que tiene para sacarle jugo a las piedras.A las diez de la mañana estaba tomando un café en el Querandí. El mozo se le acerca y Gombrowicz empieza a ponerle atención a su mano que cuelga silenciosa, secreta y desocupada pero, de pronto, sin saber por qué, sus pensamientos vuelan hacia un árbol que había visto una vez desde la ventanilla del tren.
Los árboles y los arbustos le despertaban un especial interés, también es por un arbusto que me pregunta a mí en Piriápolis cuando andaba buscando inspiraciones para “Cosmos”.

Pero volvamos al Querandí. La mano del mozo lo había asaltado de repente en medio del silencio. Al volver a su casa la mano ya no estaba con él, pero una lectura que estaba haciendo de la conferencia de Heidegger sobre Zarathustra le inyectó a la mano una nueva dosis de existencia.
La idea que lo llevó nuevamente al Querandí fue la del eterno retorno. Mientras se preguntaba si debía preparar la ropa para lavar, en el mismo momento, ese ser de Nietzsche que venía desde los primeros orígenes hasta las últimas realizaciones, estaba con él. Un ser representante de la amargura, la furia y el silencio de la humanidad. Silencioso como la mano del mozo.
¿Qué estaría haciendo la mano en el Querandí mientras Gombrowicz estaba en casa?

Si dejara de pensar en la mano del mozo la mano se disiparía en la facilidad de la nada, pero la mano volvía a él porque él había vuelto a ella con Nietzsche y ahora con la mano del Embajador de Polonia con quien estaba conversando. Miraba esa mano diplomática apoyada en el brazo del sillón, pero no era ésa la mano, sino aquella otra abandonada allá, como un punto de referencia.
Gombrowicz empieza a tener miedo del diablo, un sentimiento extraño para un incrédulo, pero la presencia del mal convertía su ser en una existencia azarosa, inquietante y susceptible del diabolismo.
Le resultaba difícil aceptar cualquier tipo de certeza en un asunto en el que la falta de datos tenía el mismo significado que su abundancia.
Su propia mano descansaba tranquila en el bolsillo, también descansaban tranquilas las manos sobre las rodillas de los automovilistas que corrían en sus coches. ¿Y la mano del Querandí qué estaría haciendo?

Estaba vagabundeando en la periferia de sus límites en busca de no se sabe qué. ¿Y si Gombrowicz de repente se arrodillara ante la mano? Sería un intento fallido, como siempre, de construir un altar cualquiera. Una desesperación por agarrase de algo, de la mano del mozo del café Querandí.
Más tarde, en el restaurante Sorrento, se le acercó el mozo, también con una mano desocupada igual que en el Querandí, una mano que sólo era importante porque no era aquélla. Está adorando un objeto que él mismo enaltece. Se arrodilla frente a un objeto que no tiene derecho a exigir que se postren ante él, de modo que el ponerse de rodillas sólo depende de Gombrowicz.
Escogió esa mano del Querandí para agarrarse de algo, para tener un punto de referencia. Pero no quiere que la mano haga algo con él, o de él.
Ya es de noche, llega a un café de Lavalle y San Martín.
Discute con Gómez sobre el tema de Raskólnikov. Su punto de vista es que en “Crimen y Castigo” no existe un drama de conciencia en el sentido clásico de la palabra. El juicio de Raskólnikov no es de su conciencia, es un juicio surgido de un reflejo, un juicio de espejo.

Este tipo de reflejo se convierte también en un mecanismo que nos lleva a decir lo que nos pasa por la cabeza. Esta conciencia de espejo es como fijar la mano en alguna parte, fuera de nosotros, por la fuerza de un reflejo. Así como se iba construyendo la
conciencia de Raskólnikov, así es como se le estaba construyendo esa mano a Gombrowicz. Esa mano se ha convertido en un parásito, ahora se está alimentando de Dostoievski, no parará hasta chupar de Gombrowicz todas las palabras que necesite.
Llegó la medianoche, habían pasado catorce horas desde el comienzo de la aventura. ¿Dónde estará la mano en ese momento? ¿Todavía en el Querandí? ¿Descansará en alguna almohada y se habrá puesto a dormir?
“Me pareció tranquila al verla por primera vez en el Querandí... , pero se ha vuelto cada vez más posesiva... , y yo mismo ya no sé qué es la que podría frenarla allá, en la periferia... , donde está mi límite”

Por esa inclinación que tiene el hombre de encontrar una idea única que explique a todas las demás, yo también en mi juventud la quería encontrar, pero mientras crecía, en vez de tener cada vez menos ideas, cada día tenía más.
La combinación de estos asuntos me iba creando una confusión creciente en la cabeza que sólo me alivió un poco la pérdida de la idea de Dios.El único pensamiento que me acercaba a la idea única era la matemática, pero a medida que avanzaba en su conocimiento esta ciencia se me hacía un tanto indigesta, un poco por la dificultad de comprenderla, otro por pereza, y otro más por su dureza inhumana.
Si yo hubiera conocido la historia de esa mano que mucho tiempo después leí en los diarios de Gombrowicz, hubiera resuelto mi problema, pues con una idea insignificante y sin mucho entusiasmo nos lleva a pasear por todo el universo.

Heroes de Historieta: viejos, putos y moishes.


"Mientras Superman soplaba su primera velita, el artista Bob Kane (Robert Kahn) y el escritor Bill Finger creaban a Batman, seguidos un año después por Jack Kirby y Joseph "Joe" Simon con su Capitán América. Este último, como Superman y Los 4 Fantásticos, lucharía desde la ficción contra Hitler, expresando el deseo de ver a su país involucrarse en la guerra para frenar los planes del Tercer Reich. Una vez en la contienda, las aventuras de los personajes formarían parte de la propaganda patriótica, combatiendo bajo el pabellón estrellado".

viernes, 8 de agosto de 2008

The Heeb Olympics: The Yarmulke Toss


The Heeb Olympics: The Yarmulke Toss
Hoy empiezan los juegos, los anillos de pretzel...

jueves, 7 de agosto de 2008




Jonah Goldberg:
Forgetting the evils of communism

In 1974, when the New Yorker reviewed Solzhenitsyn's "The Gulag Archipelago," George Steiner wrote: "To infer that the Soviet Terror is as hideous as Hitlerism is not only a brutal oversimplification but a moral indecency." When Ronald Reagan denounced the "evil empire" -- because it was evil and it was an empire -- he too was accused of absurd oversimplification.

miércoles, 6 de agosto de 2008


“haciendo un poco de historia y citando
fuentes fidedignas preciso que Moisés les
dijo: coman un poco de matzá porque no
hay otra cosa, yo pensé que esta arena
era de la playa de Mar del Plata pero
resultó que es puro desierto meta y meta
kilómetros sin un kiosco así que olvídense
de los Havanna y coman matze”.
IDEA: S. M. TEXTOS: LOS BERGSTEIN

“Usar la metáfora es desviar una palabra o una locución de una cadena sintagmática para introducirla en otra cadena sintagmática. En cuanto al símbolo, constituye una entidad que, en un determinado orden conceptual, mantiene las mismas relaciones sintagmáticas con el contexto que, en otro orden conceptual, la cosa simbolizada mantiene con otro contexto. El pensamiento simbólico pone así en relación paradigmática términos homólogos cada uno de los cuales tiene una relación sintagmática particular.”
Claude Lévi-Strauss

volvere y seré una rupia


hola por la vuelta.
k.